Cultura e historia
Las raíces históricas de la escena de juego de Marruecos están relacionadas con la presencia europea y el espíritu cosmopolita de la costa.
En la primera mitad del siglo XX, la vida de club de Casablanca y Marrakech, así como el estatus de Tánger como zona internacional, formaron una imagen «secular» del juego: salones, rautas, apuestas de hipódromo.
Tras la independencia, el vector cambió a una norma pública más conservadora: las prácticas legales se mantuvieron en el formato de mandatos estatales (lotería/deporte) y los casinos balnearios por concesión, integrados en la infraestructura hotelera de los centros turísticos.
En la cultura cotidiana, los locales están dominados por juegos «sociales» sin riesgo monetario - tawla (backgammon), dominó, cartas - como parte de un café-ritual junto con la música (gnawa, chaabi) y la identidad futbolística.
Así se consolidó la dualidad: para los turistas - el casino y la escena del resort vespertino; para los marroquíes - cafeterías, deportes y vacaciones familiares sin apuestas.