Cultura e historia
Uzbekistán se formó en la encrucijada de la Ruta de la Seda: Samarcanda, Bujara y Hiva fueron durante siglos centros de comercio, artesanía y ciencia.
La época timúrida sentó las bases de la escuela arquitectónica y científica (madrasa, mosaico, observatorio de Ulugbek), y los patrones de susane y las telas de los icatos se convirtieron en símbolos culturales.
En tiempos modernos, el hanato de Bujara, Hiva y Kokanda entraron en la órbita del Imperio ruso, luego en la URSS, lo que reforzó la urbanización, el bilingüismo ruso-uzbeko y las instituciones seculares.
Desde 1991, el independiente Uzbekistán ha estado reconstruyendo activamente los barrios históricos y desarrollando el turismo, manteniendo las tradiciones mahallí, la hospitalidad y las vacaciones familiares.
Navruz, plov, cultura del té, música macam/shashmak, así como los tipos nacionales de lucha (kurash) forman la identidad.
Las normas sociales son en gran medida conservadoras y se basan en la herencia islámica, lo que se refleja en la actitud hacia el ocio y el entretenimiento masivo: la prioridad son los formatos familiares, las artesanías y los festivales culturales, en lugar de entretenimiento orientado al riesgo.