Cultura e historia
Dinamarca ha desarrollado históricamente el juego de una manera pragmática, socialmente responsable: las loterías y sorteos populares con deducciones para necesidades públicas, y los casinos y las apuestas se formaron bajo un estricto control estatal.
Con la proliferación de Internet, el país pasó a un modelo con licencia e implementó herramientas de protección a nivel nacional (ROFUS, eID), consolidando la cultura del «juego moderado».
La identidad animadora - fútbol, balonmano, hockey - influye en las apuestas, pero la publicidad se mantiene discreta.
En la cultura popular, las azartas no se romantizan: predominan la transparencia, la seguridad y la ética del consumo, lo que ha generado una confianza sostenida en los operadores legales y los servicios digitales.