La tradición del juego español descansa en las loterías: el sorteo de Navidad de El Gordo es un ritual a nivel nacional con «dolks» familiares de boletos, y la organización ONCE ha vinculado las circulaciones a una misión social.
Durante la época del franquismo tardío se limitó el azarte, pero en la transición a la democracia se legalizaron sucesivamente los casinos, bingos y máquinas B (tragamonedas) en los bares, lo que formó una cultura de juego «bar» única.
En los años 90 y 2000 España desarrolló casinos-resorts y un escenario nocturno (Costa del Sol, Ibiza, Barcelona), y junto al culto al fútbol creció el interés por las apuestas.
Después de la década de 2010, los juegos online y los formatos móviles se han convertido en parte de lo cotidiano, al tiempo que se mantiene la tradición de lotería «familiar» y los sorteos regionales en las fiestas.
Hoy en día, el equilibrio cultural se basa en una combinación de entretenimiento y moderación: las campañas de juego responsable son populares, y la percepción del juego cambia cada vez más hacia el ocio legal, transparente y tecnológico.