Debido a la prohibición total del juego en Cuba, no se forma un GGR/NGR legal, lo que significa que el presupuesto no recibe impuestos y derechos de licencia de casinos, empresas de apuestas u operadores en línea.
Las estadísticas oficiales del mercado (ingresos, asistencia, participación en los ingresos no gaming, KPI de los operadores) no se mantienen, ya que no hay un sector con licencia.
La economía turística se centra en las vacaciones de playa, la cultura y la gastronomía, sin un componente de casino, por lo que no se concretan potenciales multiplicadores (hoteles, F&B, entretenimiento) de la industria del juego.
El gasto público se ha desplazado hacia la aplicación de la ley: supresión de esquemas clandestinos, control de cálculos y retirada de equipos.
Cualquier actividad ilegal conlleva riesgos legales y financieros y no genera empleo ni inversiones transparentes.
Como resultado, el perfil de la «economía del juego» para Cuba es la base legal cero, la falta de KPI y las oportunidades perdidas de diversificación turística.