Historia del juego en Cuba antes de la revolución (Cuba)
Hasta la victoria de la revolución cubana de 1959, La Habana era uno de los principales centros de entretenimiento del hemisferio occidental. Casinos, cabarets, clubes de jazz y hoteles de lujo conformaron la imagen «escaparate» de la capital, donde acudieron turistas de Estados Unidos y Latinoamérica. El sector del juego ha crecido en la intersección de tres factores: la geografía (hora del verano desde Florida), el entorno político-económico (política preferente para inversores) y la atracción cultural (vida nocturna, música, actuaciones famosas).
1) Formas tempranas y raíces prerrevolucionarias (finales de los años XIX-1930)
Prácticas coloniales y republicanas: las loterías, los juegos de cartas y el totalizador han existido en clubes y hoteles privados desde finales del siglo XIX.
Impulso turístico: tras el establecimiento de la República de Cuba (1902), la isla se convirtió en un «balneario de invierno» para los norteamericanos; las mesas de juego se reunían en hoteles y clubes privados, aunque su estatus legal era a menudo «flotante».
Efecto de la ley seca en Estados Unidos (1920-1933): la prohibición del alcohol estimuló el flujo de estadounidenses a La Habana. Casinos, bares y cabarets ofrecían legalmente lo que en Estados Unidos era inaccesible: sentaba las bases de un futuro segmento de auge.
2) 1940: consolidación del turismo y la industria del espectáculo
Infraestructura y estilo: hoteles en el Malecón y en el Vedado, clubes privados y cabarets refuerzan la reputación de La Habana como «París Caribes».
Música y escenario: ritmos afrocubanos, grandes bandas y espectáculos de baile se convierten en una parte integral del «paquete de juegos»: cena, show, casino.
El cambio político: el cambio de gobiernos y la influencia del ejército en la política hicieron que las reglas del juego no fueran siempre estables, pero el rumbo general se mantuvo favorable al turismo y al entretenimiento.
3) 1950: la «época dorada» del casino
Desde principios de la década de 1950, las autoridades han apostado por la inversión extranjera en hoteles y entretenimiento. Para los grandes proyectos hay incentivos fiscales, licencias aceleradas y permisos «por lotes», donde el casino actuó como «ancla» en la construcción del hotel.
A mediados de la década se está formando un modelo de resort integrado: hotel + casino + restaurante de alta cocina + cabaret/show. Esto atrae capital privado y fortalece la «agenda de las Vegas del Caribe».
Sitios icónicos y clústeres (finales de la década de 1950)
El Hotel Nacional de Cuba es un símbolo de lujo, lugar de rautas de élite y reuniones legendarias, con sala de juego en diferentes periodos.
Tropicana es un cabaret al aire libre mundialmente conocido; junto al escenario del espectáculo funcionó un formato de juego (mesas/ruleta, en diferentes años).
Riviera (1957) es un moderno hotel-casino en el paseo marítimo de La Habana, considerado tecnológico y de lujo.
Capri (1957), Deauville (1957), Habana Hilton (1958) son nuevos complejos con casinos y programas de espectáculos centrados en el flujo de turistas desde Estados Unidos.
Por qué La Habana se adelantó a las alternativas
1. la proximidad a los Estados Unidos y la logística conveniente;
2. condiciones flexibles para las empresas hoteleras y de juego;
3. una poderosa escena cultural (jazz, música afrocubana, bailes) que reforzaba el «programa de veladas»;
4. la reputación de ser un lugar seguro y «propio» para el público estadounidense hasta finales de los años 1950.
4) Marco jurídico y prácticas administrativas
Licencias de casino en hoteles: los permisos a menudo se vinculaban al volumen de inversión y el número de habitaciones para estimular la construcción.
Impuestos y tasas: se aplicaron cargos fijos e intereses de mesas y autómatas; parte de los ingresos se destinaron al presupuesto y a las necesidades municipales.
Control y «zonas grises»: bajo supervisión formal, la industria seguía dependiendo del patrocinio de altos funcionarios, lo que creaba un ambiente propicio para los «acuerdos».
5) Delincuencia organizada y corrupción: factor de riesgo
A mediados de la década de 1950, la influencia de las redes criminales estadounidenses en torno a las grandes instalaciones estaba aumentando: traían prácticas de gestión de casinos, capital y personal, pero al mismo tiempo, esquemas de corrupción, retrocesos y operaciones ilegales (software de juego de Schuler, facturas infladas, «caja negra»). La presencia del crimen contribuyó al rápido crecimiento de la industria, al tiempo que alentó su legitimidad y creó tensión social.
6) Economía y empleo
Puestos de trabajo: los grandes hoteles-casinos generaron miles de vacantes, desde crupier y cajeros hasta artistas, cocineros y técnicos.
Multiplicador: demanda de productos agrícolas, alcohol, transporte, costura de trajes y decoración para espectáculos.
Flujo del dólar: los ingresos del turismo y los juegos alimentaron los ingresos en divisas, lo que permitió financiar las importaciones y la infraestructura urbana.
Efecto desigual: los beneficios se concentraron en La Habana; las regiones rurales las sentían más débiles, lo que aumentaba el contraste social.
7) Cultura, vida e imagen de La Habana
La vida nocturna como marca: el conjunto «cena - espectáculo - casino» se ha convertido en la tarjeta de presentación de la capital.
Estrellas y prensa: celebridades de Estados Unidos y Latinoamérica han alimentado el interés de la prensa; fotos y reportajes reforzaron el mito de la «divertida Habana».
Discusiones sociales: activistas religiosos y cívicos criticaron el auge del juego por la corrupción y los costos morales, contrastando el lujo «escaparate» con los verdaderos problemas de pobreza y desigualdad.
8) Qué juegos se ofrecieron
Mesas: ruleta, bacará, «veintiún» (variantes del blackjack), dados.
Poker: formatos tanto de torneo como de caché, a menudo en salas separadas.
Máquinas tragamonedas: modelos electromecánicos y electrónicos tempranos; en la década de 1950 se propagan especialmente rápidamente.
Totalizador y apuestas: en carreras de perros/peleas de gallos y eventos deportivos - dependiendo de la cancha y el período.
9) Costos sociales y conflictos de intereses
Las prácticas corruptas han socavado la confianza en el Estado y las leyes.
La adicción al juego y la delincuencia doméstica se han convertido en blanco de la prensa y la crítica política.
La desigual distribución del ingreso aumentó el sentimiento radical y la petición de una «limpieza moral» de la economía.
10) Fin de la era: 1958-1959
Con el aumento del movimiento revolucionario, el tráfico turístico se reduce, el riesgo para los inversores aumenta. En 1959, la nueva dirección toma el rumbo de eliminar los «focos del umbral» como símbolos de un pasado corrupto: los casinos cierran, muchas instalaciones se nacionalizan o reorganizan, parte del personal y los inversores salen del país. La industria cubana del juego, en su forma anterior, deja de existir prácticamente por un solo momento.
11) Legado de la industria prerrevolucionaria
Huella arquitectónica y cultural: hoteles, locales de conciertos, leyendas de la «Habana nocturna».
Lecciones para historiadores y economistas: cómo una combinación de incentivos fiscales, «rentas políticas» y demanda externa crea industrias «rápidas» - y cómo colapsan cuando cambian de régimen.
Influencia internacional: prácticas de gestión, recursos humanos y capital migraron parcialmente a otros mercados de entretenimiento de la región y Estados Unidos, acelerando su desarrollo en la década de 1960.
La historia del juego en Cuba antes de la revolución es un ejemplo del rápido ascenso de la industria en la intersección del turismo, la política y la cultura. La Habana se ha convertido en la «capital caribeña» del entretenimiento gracias a su cercanía a Estados Unidos, sus flexibles condiciones para los inversores y su singular escenario de espectáculos. Pero la dependencia del mecenazgo político, la corrupción y la demanda externa hicieron frágil el modelo: en 1959 fue desmantelado en prácticamente unos meses, dejando tras de sí una huella brillante -y contradictoria- en la historia del Caribe.