En Cuba, los casinos en línea no están legalizados: el Estado no concede licencias y los juegos a distancia se consideran actividades ilegales.
El acceso a sitios extranjeros está restringido a través de controles de red y bloqueos, y la infraestructura de pago está restringida a través del monitoreo de transferencias y la supervisión de divisas.
Los intentos de utilizar VPN, sitios extraterritoriales o criptoactivos conllevan riesgos legales y financieros para los intermediarios y organizadores, incluida la posible confiscación de fondos y equipos.
Los operadores locales no tienen derecho a ofrecer juegos en línea, tampoco hay un registro oficial de plataformas permitidas.
La publicidad de apuestas a distancia, así como la recepción de pagos a su favor, están sujetos a sanciones y persecución.
Como resultado, el mercado cubano en línea sigue completamente ilegalizado y los usuarios están enfocados en servicios digitales no relacionados con el juego.