En la República Dominicana, el segmento en línea se desarrolla de manera limitada: el regulador se centra en los casinos terrestres, y las soluciones a distancia se permiten principalmente como complemento de las licencias existentes, respetando las normas técnicas y de informes.
Las plataformas deben proporcionar verificación 18 +, procedimientos AML/KYC, registro de transacciones y protección de datos; a menudo se imponen requisitos de infraestructura de servidores, planes DR y certificación RNG.
Los pagos personalizados se construyen en torno a DOP/USD, tarjetas bancarias, transferencias y billeteras electrónicas; las herramientas criptográficas sólo se permiten cuando se tiene estrictamente en cuenta el origen de los fondos.
Hay restricciones de publicidad, reglas de juego responsables (límites, tiempos de espera, auto-exclusión) y medidas contra el abuso.
El vector de desarrollo del mercado es la omnicanalidad gradual: integración de cuentas, soluciones cashles y lealtad entre hoteles-casinos y sus aplicaciones online, manteniendo la prioridad de transparencia y orientación turística.