El ecosistema del juego boliviano es compacto y principalmente fuera de línea: en la parte de ingresos del presupuesto se refleja a través de Impacto a la Participación en Juegos (IPJ), introducido por Ley Nº 060 (2010); el control e informe es proporcionado por el regulador Autoridad de Fiscalización del Juego (AJ), que publica estadísticas de verificación y cumplimiento.
Esto da al mercado una previsibilidad de ingresos, pero el potencial de crecimiento está limitado por la prohibición de los sin licencia en línea.
La macrosreda en 2025 es tensa: según el Banco Central, la inflación se aceleró a ~ del 23% g/g para septiembre de 2025, lo que presiona los ingresos reales de los hogares y el gasto de ocio.
Paralelamente, las estimaciones internacionales apuntan a un debilitamiento del crecimiento subyacente y un aumento de los riesgos externos/fiscales (moderación del PIB y vulnerabilidades del balance).
Para los casinos, esto significa la sensibilidad de la asistencia a los precios y la necesidad de una política de promoción cuidadosa.
El apoyo a la demanda viene dado por el turismo, que se recupera: las estadísticas oficiales registran un crecimiento de los flujos por vías aéreas y autopistas en 2024-2025 (por líneas del INE), que es especialmente notable en las ciudades y nodos de tránsito.
Para las salas terrestres es una fuente de tráfico «vivo», mientras que los ingresos en línea no están legalmente formados.