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Azarte en textos e interpretaciones religiosas

Introducción: por qué las religiones miran el juego con tanta atención

Azart no es sólo una apuesta de dinero. Es una forma especial de manejar el azar: darle sentido, hacer que funcione para querer. Las tradiciones religiosas llevan siglos tratando de «domesticar» el caso -llamarlo Proverbio, karma, tao- y por ello separan cuidadosamente los lotes como casualidad procesal del juego como cultivo de la pasión y el daño. A continuación, un mapa de los principales enfoques.


Judaísmo: el «jugador de dados» y el problema del trato justo

Textos. En Tanaj, el lote se encuentra como una forma de distribuir (tierra, ministerio) - un procedimiento, no una adivinación. Pero el Talmud critica fuertemente al «mesahek b 'kuwiya», un jugador de apuestas. Puede ser considerado un testigo indigno en la corte: sus ingresos son una «ocupación no seria», y el trato en sí a menudo asmachta (promesa sin intención real), significa una ganancia deshonesta.

Fronteras. Los juegos de dinero, donde el resultado es totalmente casual, son problemáticos: socavan la ética laboral y la equidad del trato. Juegos de mesa sin dinero - permitidos.

Respuestas modernas. Las loterías de donación y los «raisers» para sinagogas son discutidos por los rabinos: a menudo autorizados con reglas claras, transparencia y sin «caza» por las debilidades de los participantes.


Cristianismo: del lote del apóstol a la crítica moral del azarte

Las Escrituras. La Biblia utiliza el lote como medio de elección donde la gente busca la voluntad de Dios (las partes de la tierra de Israel, la elección de Mateo en lugar de Judá). Es un accidente procesal, no una creencia en la «fortuna ciega». Al mismo tiempo, los Evangelios muestran cómo los soldados «metieron lotes» sobre la raza de Jesús, un episodio que se convirtió en un símbolo del cinismo brutal del azarte.

La tradición.

La teología moral católica permite los juegos moderados como una forma de descanso bajo la observancia de la justicia: no se puede privar a una familia de lo necesario, engañar, sucumbir a la dependencia; el mal es donde se rompe la moderación y la justicia.

La ortodoxia, en óptica ascética, advierte con más frecuencia: el azarte excita pasiones (srebroubismo, vanidad, ira), destruye la atención a la oración y al prójimo. La práctica es disuadir, confesar, ofrecer sobriedad.

En una serie de tradiciones protestantes (herencia puritana y evangélica), la crítica es más dura: azart es el derroche de dones y una forma de comportamiento dependiente; la validez de los juegos «inofensivos» se discute localmente.

Hoy. Las iglesias desarrollan programas pastorales para ayudar a las personas dependientes, se oponen a la comercialización agresiva del juego, apoyan la regulación ética.


Islam: Meisir/Kimar como prohibición del «fertilizante de la enemistad»

Corán y Sunna. Azart (maysir, kymar) y el embriagador son llamados malignos: «siembran enemistad y odio», distraen de la conmemoración de Dios y de la oración. La prohibición es fundamental: participar en juegos de ocasión por valor es un pecado, incluso si el dinero se dirige a «buenos propósitos».

Extensión del concepto. Los faquiches clásicos discutían la lotería, el totalizador, las apuestas; los modernos son juegos con «suma cero» y aleatoriedad dominante, donde hay asimetría deshonesta.

Zona gris. Los seguros, las inversiones y las prácticas bursátiles se analizan con respecto al gharar (incertidumbre inaceptable) y la r̃iba. El resultado depende de la estructura del producto: donde el riesgo es empresarial y compartido equitativamente, la permisibilidad es posible; donde el riesgo - el juego y el explotador - la prohibición se mantiene.


Budismo: «vida correcta» y renuncia a las condiciones de sufrimiento

La ética del Sexto Camino. Los «medios de vida correctos» excluyen las ocupaciones que aumentan la miseria y las adicciones - aquí se suele atribuir también el juego (como pesca y como práctica).

Psicología. Azarte alimenta la sed, aumenta la ignorancia sobre la causa de la felicidad, causa estados inseguros (envidia, enojo, arrepentimiento).

Práctica. Las recomendaciones son mindfulness, disciplina, limitación de condiciones (lugares, personas, desencadenantes), generosidad y transformación de la sed en cuidado.


El hinduismo y la tradición jaina: karma, «juego de dados» y una lección sobre el poder de la pasión

Epopeya y dharma. En «Mahabharata», el juego de dados se convierte en un desastre: los reinos y el honor se pierden debido al afecto y afecto. Moral: el pecado no está en el hueso como tal, sino en la insostenibilidad y la enfermedad del deseo; el gobernante debe ser un ejemplo de medida.

Los dharma shastras a menudo condenan el azart como una fuente de deuda y desintegración de la economía.

Práctica. Los juegos culturales pueden mantenerse como un ritual/fiesta, pero las apuestas y la adicción están bajo la prohibición de la tradición moral.


Sijismo, óptica confuciana y taoísta: orden, trabajo y retención de pasiones

La Sikh Rehat Maryada prohíbe expresamente el juego: rompen la disciplina y ahuyentan la vida comunitaria.

El confucianismo enfatiza el autocontrol, el deber y la vergüenza; el «dinero fácil» del juego se considera perjudicial para la armonía de la familia/jerarquías.

La perspectiva taoísta articula más suavemente, pero critica la intervención violenta en la jugada natural, donde también se relaciona la persecución de la «suerte rápida».


Diferencia clave: lotes ≠ azartes

En muchas tradiciones, los lotes son permisibles como una casualidad procesal (cuando las partes están de acuerdo y el resultado no crea un vicio): distribución de ministerios, colas, propiedad en igualdad de derechos. El juego es la búsqueda del beneficio personal del azar, a menudo a expensas del otro, con el cultivo de la pasión: aquí la crítica religiosa es casi universal.


Justicia social: a quien más le duele

La ética religiosa mira no sólo el pecado individual, sino también el daño estructural:
  • La transferencia de recursos de los vulnerables al «hogar»;
  • el aumento de la deuda, la desintegración de las familias;
  • comercialización dirigida a los dependientes;
  • «privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas» a través de los impuestos y el apoyo estatal a las dependencias.
  • De ahí las llamadas a la regulación, la responsabilidad empresarial y el apoyo a los programas de ayuda.

Preguntas e interpretaciones contemporáneas

1. Loterías «por el bien». Parte de la tradición permite con clara voluntariedad, transparencia, límites; otros ven la misma mecánica de la adicción y disuaden.

2. ESports, lutbox, apuestas «casuales». Los teólogos aplican cada vez más el principio de la analogía: si hay dependencia, explotación, asimetría deshonesta - valoración como la del azarte.

3. Inversión vs juego. Criterio: si el valor real se crea y si el riesgo se divide equitativamente, o si es simplemente una apuesta de volatilidad con la vulnerabilidad de otra persona.

4. Terapia de adicción. Las religiones ponen el acento en la comunidad, el ritual de la sobriedad, la disciplina, la responsabilidad... junto con la ayuda profesional.


Prácticas «anclas» de ética religiosa (lista corta de cheques)

Objetivo: ¿es un juego recreativo/social o una búsqueda de «milagro»?

Precio: ¿sufre la familia, el trabajo, la deuda? ¿Hay deudas o engaños?

Libertad: ¿puedo parar? ¿Quién pone límites - yo o «casa»?

Justicia: ¿de qué lado está la asimetría? ¿no explota a los vulnerables?

Efecto espiritual: ¿Aumenta la gratitud y la generosidad o alimenta la codicia y la ira?


Resultado: el denominador común es sobriedad, justicia, misericordia

Los textos religiosos distinguen el caso como instrumento y el azarte como pasión. El primero es posible y útil en asuntos generales; la segunda es casi siempre peligrosa: erosiona el trabajo, destruye las relaciones, hace de un «adversario» cercano, y de buena suerte, un ídolo. Las interpretaciones modernas convergen en tres evocaciones:

1. Sobriedad y medida (limitaciones personales y sociales).

2. Justicia (no construir un sistema sobre los vulnerables).

3. Misericordia (ayudar a los adictos, no avergonzarlos).

Así que la religión vuelve el caso a su lugar: el hombre no es un esclavo de la suerte. Es libre - incluyendo la libertad de no tirar los dados cuando el precio es demasiado alto.

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