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Juego en la literatura del siglo XIX

Introducción: cuando el juego se convirtió en la lengua del siglo

El siglo XIX es una época de tirón industrial, burbujas financieras, guerras imperiales y nuevos placeres urbanos. Los casinos y casas de juego de París y Hamburgo a Baden-Baden y Monte Carlo se convierten en laboratorios sociales: aquí ponen a prueba el carácter, el capital y el destino. La literatura recoge instantáneamente este lenguaje - mapas, huesos, ruleta se convierten en símbolos de azar, deber, culpa y esperanza, es decir, los nervios clave de la época.


Contexto histórico: dónde y qué jugaron

Geografías: París (Palais Royale), Hamburgo y Homburg, Baden-Baden y Wiesbaden, Monte Carlo (desde 1860), clubes londinenses (Whites, Brooks), «bancos» de salón de San Petersburgo.

Juegos:
  • El faraón (faro) y el stoss son apuestas rápidas contra el «can», símbolo de la suerte «calentada».
  • Trente-et-quarante y ruleta es una aritmética de la probabilidad e hipnosis de rotación (icono de la segunda mitad del siglo).
  • Vist/uist y el tornillo son prácticas semisólicas de disciplina, memoria y asociación; en prosa, a menudo una «máscara» de decencia sobre el azarte.
  • Código social: el salón de juego es el espejo de las clases: desde oficiales y ociosos titulados hasta burgueses modernistas y provinciales «no penitentes» que buscan un corto camino hacia el reconocimiento.

Motivos y significados principales

1. El destino vs cálculo. Mapa como un oráculo contra la nueva creencia en las estadísticas y la «aritmética de la felicidad».

2. Deuda y vergüenza. Azart deja al descubierto la economía del honor: perder no solo es menos en el papel, sino también una caída social.

3. Una mujer escaparate y una mujer jugadora. Desde la «musa del riesgo» hasta la participante activa, los primeros textos oscilan entre el fetiche y el sujeto.

4. Modernidad como fiebre. La sala es el acelerador del tiempo: aquí la vida reside «en una filmación acelerada».

5. Doble y obsesión. El jugador es una persona «dos en uno»: diurna racional y nocturna oscura.


Clásicos rusos: mística, comedia y clínica de adicciones

Pushkin - «La Dama del Pico» (1834)

De qué se trata: el frío cálculo de Hermann se enfrenta al irracional «código de tres cartas».

Por qué leer: la mística de las cartas como crítica del racionalismo ilustrado: donde el héroe está seguro de controlar, la literatura devuelve el precio del deseo - miedo, culpa y locura. El mapa aquí es un icono del destino, no una herramienta.

Lermontov - "Stoss' (1836, fragmentos)

De qué se trata: el juego nocturno, la obsesión de pesadilla, la figura del «viejo banco».

Óptica: juego gótico romántico: la sala se transforma en un teatro de penumbra y la apuesta en un trato de sombra.

Gogol - «Los jugadores» (1842)

De qué se trata: una comedia de chuleros donde los estafadores divorcian a los estafadores.

Significado: exposición de la teatralidad social: azart es la continuación del engaño cotidiano; ganar es una cuestión de puesta en escena.

Dostoyevski - «El jugador» (1866)

De qué se trata: Paulina, el General, el señor Astley y el «yo» narrador en la fiebre de la ruleta.

Por qué es un ápice: la psicología de la dependencia está escrita «desde dentro» (la experiencia de Wiesbaden/Homburg). La ruleta es una máquina del tiempo y la culpa: al héroe no le gusta el dinero, sino el umbral entre la caída y la salvación. Aquí nace la clínica realista del azarte: rituales, tilt, marcador de «casi-victoria», autoengaño de créditos.

Turguénev - «Humo» (1867)

De qué: Baden-Baden como escenario de la sociedad rusa.

Por qué leer: el casino europeo es el cursal de la civilización moderna: conversaciones, chismes, política... todo está mezclado con cifras de apuestas. Azart es el trasfondo de la vaguedad social y moral.


El mundo francófono: el dinero como destino de la ciudad

Balzac - «Piel de charrán» (1831) y «Comedia humana»

De qué se trata: el deseo que consume la «piel» de la vida, y París como mercado de la suerte.

Azart tiene Balzac: no solo las tarjetas son el intercambio, la lotería, la especulación. París es un taller donde el carácter ⇄ el capital se convierten constantemente.

Merime/Maupassant (novelística)

Juegos y apuestas esporádicas como lacums morales: escenas concisas donde se ve a una persona en un minuto de elección.


Tradición anglófona: clubes, honor y deber

Tekkerei - «Vanity Fair» (1847-1848)

De qué se trata: un mundo en el que la gente se juega el uno al otro.

Nervio del juego: los episodios de cartas y apuestas están relacionados con la clase y la reputación: perder es una grieta en la «fachada de caballeros».

Dickens - Episodios en «Big Hope», «Domby and Son»

De qué se trata: apuestas, deudas, herencias.

Óptica: el azarte como enfermedad social de la ciudad industrial: la fiebre del dinero contra la ética familiar y el trabajo.


Tipología de las escenas de juego: cómo se escribía el «nervio»

1. Ritual y pausa. Anuncios acentuados, puesta de cartas, «minuto a balón» - el texto imita el ritmo de la sala.

2. La óptica del observador. A menudo es un narrador voyeur: la tensión crece de «miro y sigilo».

3. Lenguaje corporal. Manos, «tellas», temblores, labios secos - la fisiología hace tangible la metáfora.

4. Finalización y consecuencia. Las mejores escenas no se rompen en «ganó/perdió» - seguidas de deudas, cartas, rupturas, huidas.


La mirada femenina y los roles femeninos

Incluso en los cánones masculinos del siglo aparecen agentes femeninos: heroínas como portadoras de capital (herencias, rentas), como directoras de rituales (salón, velada), como jugadoras independientes (raras pero significativas). La literatura registra cómo el poder de atención y la economía del matrimonio entran en contacto con el juego.


La economía moral del texto: cómo los autores «cuentan» el juego

Románticos (Lermontov): el destino es más antiguo que la probabilidad, la adrenalina es más importante que el equilibrio.

Realistas (Gogol, Dickens): el juego es una tecnología social de engaño y redistribución.

Realismo psicológico (Dostoyevski): la dependencia como mecanismo de repetición: la vergüenza → la promesa de lanzar → «última apuesta» → un nuevo círculo.

Prosa socio-financiera (Balzac): el mercado es un casino pero de larga distancia.


Pequeño glosario de un lector del siglo XIX

Faraón/Stoss - juego de cartas rápido contra el banco; símbolo de «capital rápido».

Trente-et-quarante - «rojo-negro», fiebre semi-aritmética de los salones.

La ruleta es un icono del caso mecánico; metáfora de la máquina del destino.

Vist - proto-bridge; «escuela» de memoria y estatus.

El banco es el dinero de la casa (o de las pruebas) contra el que se juega.


Cómo leer hoy: rutas y preguntas

Ruta 1 - «Mistica y exposición»: Pushkin → Lermontov → Gogol.

Ruta 2 - «Psicología de la dependencia»: Dostoyevski Jugador (con cartas de Wiesbaden a las biografías) → Turgenev Humo.

Ruta 3 - «Ciudad Casino»: Balzac (Piel Chagrena, capítulos sobre Pale Royal) → Thackeray.

Preguntas sobre el texto:
  • ¿Qué es lo que no es dinero?
  • ¿Quién «conduce» la escena - el destino o la aritmética?
  • ¿Hay una consecuencia después de la apuesta, o el autor nos está «mimando» milagrosamente?
  • ¿Cómo se describe la fisiología del momento (respiración, manos, audición) - usted cree esta verdad?

Mini casos: tres microscenos bajo la lupa

1) «Señora Pico»: reconocimiento de la tarjeta.

La clave no está en la mística, sino en la autoliquidación de Germán: la lógica rompe en un punto donde el deseo es más fuerte que el sentido.

2) «Jugador»: el último rivok.

Párrafos cortos, verbos calientes, repetición «una vez más» - prosa simula tilt. Es importante leer en voz alta - se escucha el pulso.

3) «Humo»: Curzal como Parlamento.

La sala de juegos es un escáner sociológico: hablar es más importante que apostar, Europa es un escaparate en el que Rusia se ve a sí misma.


En pocas palabras: por qué las escenas de juego del siglo XIX no envejecen

Porque no se trata de «mapas milagrosos». Se trata de elegir en tiempo acelerado. Los escritores del siglo XIX fueron los primeros en traducir la modernidad al lenguaje de la apuesta: se ven las reglas, se escucha el corazón y el precio es personal. De la mística romántica a la «clínica» realista, este camino hace del «juego» una de las principales tramas del siglo. Y cada vez que abrimos Pushkin o Dostoyevski, entramos en un salón donde el arte nos da la oportunidad de entendernos antes de que la bola caiga en el número de alguien.

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